segunda-feira, 20 de setembro de 2021

 

Hoy siento que di un paso atrás... pero en el mejor  de los sentidos. Después de tanto tiempo, uno que creía que jamás acabaría, vuelvo a ser yo al escribir, y ustedes saben que para mi, esta vocación, así como componer, coreografiar o dibujar, es la más importante de todas ellas, pues es la que más me ayuda a entender, a descifrar, a aprender y disfrutar todo lo que hay dentro de mi u a compartirlo con ustedes e todos los que me rodean... Inicio de primavera, renacimiento, reencuentro... Las revelaciones, los caminos y la felicidad me aguardan, junto con la verdadera paz!... Como dice mi nombre...

 

 

Me pregunto hasta que punto alguien puede ser capaz de mudar para ser amado, valorizado, aceptado. Cuánto de nosotros aceptamos sacrificar, esconder, aniquilar para no vernos aislados, para no ser abandonados? Qué precio osamos pagar para no ser juzgados o condenados, criticados?... La coherencia entre lo que somos y lo que aparentamos en pro de la estima y el elogio de los demás es nula. Somos dos seres en eterno conflicto, llenos de dudas, de luchas sin tregua, de choques y contradicciones por cuenta de esa incoherencia... Y cómo queremos, cómo necesitamos ser amados para poder sobrevivir! Cómo nos duele el desprecio y la indiferencia de los otros! Cómo es dulce el cariño, el elogio, la sonrisa, la aprobación, el calor de la sociedad!.

Y ahora me pregunto: ¿no sería mejor cambiar para amar en vez de para ser amado? Qué enorme diferencia! Lo mejor de nosotros vendría a flote, haríamos tanto bien, llegaríamos tan lejos! Ganaríamos infinitamente más que sólo siendo amados. Mudar para amar no mutila, da alas. No duele, nos hace florecer. Nos integra, nos identifica, nos entibia, nos purifica. Nos salva.

Amar e y ser amado: uno consecuencia del otro.

 

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