Hoy siento que di un paso atrás... pero en el mejor de los sentidos. Después de tanto tiempo, uno
que creía que jamás acabaría, vuelvo a ser yo al escribir, y ustedes saben que
para mi, esta vocación, así como componer, coreografiar o dibujar, es la más
importante de todas ellas, pues es la que más me ayuda a entender, a descifrar,
a aprender y disfrutar todo lo que hay dentro de mi u a compartirlo con ustedes
e todos los que me rodean... Inicio de primavera,
renacimiento, reencuentro... Las revelaciones, los caminos y la felicidad me aguardan, junto con la
verdadera paz!... Como dice mi nombre...
Me
pregunto hasta que punto alguien puede ser capaz de mudar para ser amado,
valorizado, aceptado. Cuánto de nosotros aceptamos sacrificar, esconder,
aniquilar para no vernos aislados, para no ser abandonados? Qué precio osamos
pagar para no ser juzgados o condenados, criticados?... La coherencia entre lo que somos y lo que aparentamos
en pro de la estima y el elogio de los demás es nula. Somos dos seres en eterno
conflicto, llenos de dudas, de luchas sin tregua, de choques y contradicciones por
cuenta de esa incoherencia... Y cómo queremos, cómo necesitamos ser amados para
poder sobrevivir! Cómo nos duele el desprecio y la indiferencia de los otros! Cómo
es dulce el cariño, el elogio, la sonrisa, la aprobación, el calor de la
sociedad!.
Y ahora me pregunto: ¿no sería mejor cambiar para amar
en vez de para ser amado? Qué enorme
diferencia! Lo mejor de nosotros
vendría a flote, haríamos tanto bien, llegaríamos tan lejos! Ganaríamos
infinitamente más que sólo siendo amados. Mudar para amar no mutila, da alas.
No duele, nos hace florecer. Nos integra, nos identifica, nos entibia, nos
purifica. Nos salva.
Amar e y ser amado: uno consecuencia del otro.
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