terça-feira, 17 de agosto de 2021

 

    Lluvia, lluvia, lluvia... Pequeñas gotas escurriendo por el vidrio, primero separadas, poco a poco se van  juntando, formando un camino nuevo, nuevas formas, movimientos inesperados, pero bellos... Juntos, pienso, con apoyo e cariño podemos tener sorpresas sensacionales, capaces de mudar por completo nuestra existencia, como aconteció conmigo gracias a mi hija y su novio, mi hijo, mis perritas,  nuestra adorable y eficiente señora del aseo, María, estos vecinos... Em fin, qué más puedo decir?...

    Continúa lloviendo. Va a llover la semana toda, mas a mi no me importa porque voy a tener largas conversaciones con esas gotitas en mi ventana...

 

 Qué tipo de persona quiero ser? De aquellas que levantan a los otros, o de aquellas que destruyen sus sueños, sus acciones, sus opiniones y trabajos?... Si tuviésemos real conciencia de lo que nuestra intervención puede acarrear para la vida de otros, con certeza seríamos bien más cuidadosos. Mas somos, por el contrario, tan descuidados en nuestras actitudes, tratando a los otros como extraños con los cuales no tenemos ningún vínculo! Nuestra compasión está sepultada bajo el peso destructor de nuestro egoísmo, de nuestra vanidad, de nuestro orgullo, de nuestra ambición. Así como las acciones de otros a veces pueden  derribarnos, así también debemos pensar que las nuestras pueden hasta destruir a alguien si no tomamos cuidado. Por qué no tener por los sueños de los otros la misma ternura y consideración que tenemos por los nuestros? Por acaso no están todos entretejidos en algún punto de nuestra historia? En el fondo, no son todos la misma cosa? Todos los caminos que escogemos pretenden llevarnos a un mismo fin: el amor. Y el primer paso de este camino puede muy bien ser el apoyo, el cariño y la complicidad que nuestros hermanos necesitan para comenzar su propia caminada.

 

 

Nenhum comentário:

Postar um comentário