quarta-feira, 13 de fevereiro de 2013

"Verdad"

    Todavía esperando novedades para aplacar este stress de la venta de las propiedades y la compra de nuestro departamentito, pero totalmente dispuesta a mantenerme animada y alegre -porque ¿de qué sirve estar deprimida y malhumorada? Eso no ayuda en ninguna situación, por más seria que sea- aquí estoy, inspirada para escribir, dibujar, pintar y hacer mis contemplaciones por ahí. Este país y su gente no paran de sorprenderme y encantarme, de darme la bienvenida y de ofrecerme oportunidades de todo tipo... Lo único que me está faltando para ser completamente feliz -fuera el departamento- es conseguirme una masajista que me cure esta contractura que no me dá sosiego ya hace unas dos semanas. Me recomendaron una, pero cuando fuí, digamos que no contribuyó mucho para darme algún tipo de mejoría... Demasiado incienso, demasiada conversa sobre energía, movimientos medio inciertos, himanes y maquinitas eléctricas que me dejaron medio quebrada, fuera una camilla que casi acabó de enchuecarme... Buenas intenciones, no muy cara, pero no pasó nada, entonces me estoy consiguiendo otra que viene a la casa y es kinesióloga, entonces creo que entiende bastante de la cosa... Ojalá que me enderece, porque ya estoy  chata con tanto dolor y tanta crujidera. ¡Mi espalda y mi cuello andan haciendo unos solos  rítmicos de chasquidos y crujidos que no se imaginan!...
    Y mientras mi salvadora no aparece, voy posteando la crónica de la semana, sentada en la silla bien derecha. Y va a ser medio cortita porque no aguanto mucho tiempo digitando... ¡Parece que tengo un palo de escoba en la espalda!


    "La verdad no es tuya ni mía, sino de todos", dice san Pablo en una de sus cartas, refiriendose a que nadie es el dueño de la verdad, sino que ésta existe para pertenecerle a todos. No tiene un solo cuerpo o manifestación, mas está dividida en infinitas partes (tantas cuantas sean necesarias) que cada cual puede aplicar a si; sin embargo, si juntamos todos estos fragmentos, veremos que calzan perfectamente, formando un único concepto. Yo soy dueña de mi parte y otro es dueño de la suya, que puede ser aparentemente muy distinta, pero esto no significa que debemos tratar de imponer la nuestra a los demás. Cada uno sabe por qué escogió la suya y cómo la usa para progresar, aprender y ser feliz. Existe todo un contexto que tenemos que entender antes de juzgar o condenar la verdad de los otros, teniendo en mente que todas las verdades sinceras nos llevarán al mismo lugar, mismo que nuestras prácticas sean completamente diferentes. Una verdad comprometida con el miedo, la ignorancia, el radicalismo, la intolerancia y el preconcepto es, en realidad, una mentira. La verdad debe ser libre y espontánea, debe buscar el bien, la compasión, la felicidad, la unión y la lealtad; no puede oprimir, castigar, manipular, segregar, sino llevar al deseo de unión y perfección, de paz y equilibrio, a la humanización y el crecimiento de todos. Esta es la verdad para todos, no importa su nombre, su color o su forma. Si va dirigida al bien, entonces será universal.

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