terça-feira, 9 de novembro de 2010

El bono

Ya hace unos quince días que estoy tratando de sentarme aqui a escribir alguna cosa y así no interrumpir la publicación de mis blogs, pero me ha resultado absolutamente imposible. Estoy sepultada de trabajo!... Revisando mi agenda ayer descubrí que voy a tener TODOS los fines de semana de este mes ocupados con algún espetáculo: si no es el musical, serán las piezas de fin de año del curso de teatro, el desfile del municipio (durante el cual pagamos todos nuestros pecados por las próximas tres generaciones), el espectáculo de la escuela de ballet, la fiesta nipo-brasilera y cualquier otro evento que mis jefes inventen, sobre todo de última hora. Y, puchas, cómo les gusta hacer esto!... El problema es que, por cuenta de algunos asuntos legales, todos los otros profesores tuvieron sus contratos cancelados, entonces sobramos solamente unos pocos (los concursados) para cubrir todos los eventos que faltan hasta que salgamos de vacaciones (lo que, a esta altura del campeonado, está pareciendome un sueño muuuuuuy lejano). De acuerdo que esto nos vá a valer un montón de horas extra, pero, sinceramente, puedo percibir cómo mis alumnos están exhaustos, a pesar de mostrarse siempre animados y dispuestos a cooperar. Pero a veces a mi jefe se le olvida que ellos no trabajan en la Fundación e que tienen otros compromisos y obligaciones y los sobrecarga con actividades extra aquí. Sé que a ellos les encanta ayudar y producir, pero créo que está llegando la hora de entrar de receso -y yo junto con ellos- para que descansen, se recuperen y reúnan fuerzas para el año que viene, porque estoy convencida de que tendrán mucho más que hacer, lo que vá a requirir mucha dedicación y creatividad de parte de ellos. Espero que todo este  sacrificio y participación les valga coisas positivas (mismo que no séa financieramente) porque se lo merecen.
    Lo bueno de todo esto es que, cada final de semana nos veremos libres de un espectáculo, entonces la agenda vá a ponerse más tranquila; a partir del dia 28 voy a empezar a trabajar en horarios " normales"  (de las 14:00 a las 18:00) hasta salir de vacaciones... Bueno, eso es lo que espero, pero no sé, con esta falta de personal y todos los eventos que tenemos todavía... Putz, será que voy a tener que disfrazarme de Mamá Noel y andar en el trencito de navidad por la ciudad con los niñitos?... Dios me libre! En la primera curva ya voy a arrojar unos cinco o seis por la ventana!... Eso si ellos no me chutéan del tren primero...
    Bueno, y antes de que a alguien se le ocurra telefonearme convocandome para alguna reunión tenebrosa sobre la programación de navidad, aprovecho para decirles que ya hace unos diez días posté otra parte de la história de "Silvestre", entonces ya pueden entrar y saber potro poco sobre él. Y enseguida, aqui vá la crónica de la semana pasada... o de la anterior, ya no sé más. Este negocio de trabajar de domingo a domingo me tiene completamente perdida en esa cuestión de fechas. Pero, en todo caso, aquí está:


     Danzar, descubrir los movimientos del alma, entrar en el ritmo del universo: estas son cosas  que parecemos no saber, mesmo siendo vitales para a nuestra sobrevivencia.... O será entonces que nos olvidamos de ellas a lo largo de nuestra vida porque pensamos que eran fantasías ingenuas de nuestra infancia y adolecencia en las cuales no valía la pena invertir?... Sin embargo, si conseguimos deshacernos de todas las costras y preconceptos que fuimos criando al crecer, seremos capaces de danzar, de reconocer los movimientos de nuestra alma y de expresarlos fielmente para que formen parte de la eterna y perfecta coreografía de la creación. Esta es una posibilidad que nace y muere con nosotros, mismo que nunca lleguemos a tomar conciencia de ella. Es como un bono, un premio anticipado al cual todos tenemos derecho. Es parte indivisible del hecho de ser humanos, está embutido en nuestra escencia y nada de lo que hagamos lo arrancará de nosotros. Pues si no, cómo explicar de dónde viene la sabiduría que a veces ostentamos y que tiene el poder de transformar el mundo? Hacemos cosas sin nunca haber visto o escuchado sobre ellas, creamos del aparente nada -de un sueño, de una visión, de una necesidad- escalamos peldaños y construímos puentes, abrimos caminos impenetrables con la certeza absoluta de que, al final, encontraremos algo que nos  tornará mejores. Vivimos tomados por presentimientos, por idéas, por aquella sed de aprender, de descubrir, de crear, de ir adelante y siempre conseguimos superarnos, sobrevivir, continuar... Y cuál es el secreto? Darle salida a toda esa energía, escuchar las voces que susurran en nuestro interior. Escuchar y acatar, pues ellas realmente existen y tienen un objetivo en nuestra vida, son indispensables para nuestro crecimiento. Quién ya no tuvo "aquella sensación"? Quién no sintió -por lo menos una vez en la vida- aquel "llamado"? Y quién, ni que fuese durante algunos minutos, no creyó en él y consideró dejarlo todo para ir atrás de esa voz dulce y poderosa?... Y, sin embargo, quién persistió? Quién tuvo el valor de perseverar en el camino, de creér en la visión?... Hombres de poca fé, eso es lo que somos!... Por qué buscamos en el exterior lo que ya sabemos que poseémos dentro de nosotros? Qué es lo que sucede en nuestro interior que no tenga su reflejo y su respuesta en el universo que nos rodéa? Por qué nos negamos tan obstinadamente a aceptar y vivenciar esta ligación íntima -humana y divina- entre el hombre y la creación?... La certeza espiritual de nuestras opciones siempre tendrá su recompensa, por eso no debemos dejar que ni una duda nos paralice. No somos los primeros ni seremos los últimos a buscar, pues nuestras necesidades eran y continúan siendo las mismas, pero parece que, de vez en cuando, preferimos olvidarnos de ellas y de cómo satisfacerlas para poder continuar nuestra caminada sin tanto sufrimiento, sin tantos tropiezos y desvíos. No sé por qué tenemos estas rabietas, estas crisis de rebeldía contra Dios y las leyes universales -físicas y morales-  le damos la espalda a todo lo que sabemos que es cierto y nos zambullimos en abismos de los cuales demoramos tiempos infinitos para resurgir, humillados y heridos, casi destrozados y, una vez más, ser acogidos por los brazos de nuestro Padre que, pacientemente, continúa de corazón abierto, dispuesto a darnos otra oportunidad de recomenzar.
    Reaprender. Redescubrir. Retomar. Recrear... He aquí lo que vinimos a aprender y a enseñar en este planeta.

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