segunda-feira, 20 de setembro de 2010

La experiencia del amor

Medio atrasada y sobreviviendo bastante bien a los imprevistos del pre-estreno (por que será que algunas personas escogen justamente los momentos más cruciales para tener ataques de estrella, conflictos sicológicos o éticos, para ponerse exageradamente sensibles o críticos con respecto a sus colegas? Hasta parece un ritual de pasaje obligatorio antes de todo estreno que se precie!) aquí estoy con la crónica de la semana pasada, de la cual pasé buena parte tratando de resolver estos problemitas internos, sin mucho éxito... Bueno, por lo menos todas las cartas fueron colocadas sobre la mesa y las posiciones de todos quedaron definidas y bien claras. No tenemos más actitudes dubidosas, malos entendidos, situaciones de stress inútiles y gratuitas o caras feas por los rincones. No fué nada agradable, mas por lo menos ahora sabemos a qué atenernos y cuáles actitudes tenemos que tomar para solucionar las cosas para que el espectáculo continúe siendo presentado sin mayores sobresaltos y disgustos. Lo que queda de antipático después de todo este lío es la decepción, el resentimiento y la pérdida, que van a demorarse un poco para sanar; sin embargo, como nadie es insubstituible -incluyendome a mí misma- la cosa es seguir adelante y esquivar de la mejor forma posible las sorpresas que el destino nos reserva todavía, siempre con espíritu positivo y la creatividad funcionando a mil por hora, no es verdad? No serán algunas dificultades -perfectamente solucionables- o algunas personas -que pueden ser substituídas- que van a estorbar el desenvolvimiento de esta historia. Me entristece el hecho de percibir que algunos no entendieron muchas cosas y actuaron de forma egoísta y pretensiosa, melindrandose por errores que ellos mismos cometen a cada instante, pero que no le perdonan a los otros; personas estupendas, con un potencial gigantesco, mas con algunos conflictos ítimos que van a tener que resolver antes de que ellos afecten sus vidas en asuntos mucho más serios que un musical... Voy a echarlos de menos, no sólo artísticamente, sino también como parte de este grupo excepcional con el que estoy trabajando este año, y porque habíamos hecho un montón de planes juntos, pero... Nunca me gustó amarrar a nadie a la pata de la cama para que se quedara conmigo, mismo que fuera alguien especial.
Entonces, es dando un profundo suspiro de resignación y luto por esta pérdida que me siento aquí a digitar esta crónica.


Puede parecer una blasfemia, un tipo de paradoxo ou inclusive una apostasía decir esto, pero estoy convencida de que, mismo que ningún profeta, santo, ángel o iluminado hubiera jamás existido, y que Jesús y sus hechos no pasaran de una historia para manipular algún tipo determinado de comportamiento en la sociedad, nada cambiaría nuestro destino, nuestras ansias, la calidad de nuestro espíritu o nuestras ganas de amar y de hacer el bien. Mismo que no hubiese paraíso ni resurrección, o ningún tipo de recompensa, créo que la experiencia del amor sería nuestro norte, nuestro objetivo, el motor de todo lo que hacemos. Con certeza escogeríamos el amor como el motivo que haría que nuestra existencia valiese la pena y él continuaría siendo la razón de las grandes transformaciones en nuestra existencia. La semilla del amor ya está plantada en nosotros -de alguna forma misteriosa e inmutable- y lo único que tenemos que hacer es cultivarla, multiplicarla y esparcirla a nuestro alrededor. No se espera otra cosa de nosotros, ya que el amor es la grande fuerza creadora -no importa el nombre que le demos, cuál séa su apariencia ni como séa la historia de su aparición en nuestra existencia- y por eso nos atráe irresistiblemente, pues sabemos que su acción es capaz de despertar nuestros deséos más sinceros, de volvernos extraordinariamente fuertes y determinados, de hacernos pacientes, humildes y solidarios, y es con este tipo de actitud que la historia acontece, que avanzamos y maduramos como raza, que nos volvemos mejores y construimos sociedades duraderas, justas, que dejamos para los que vendrán lecciones valiosas, legados sobre los cuales podrán continuar edificando un mundo verdadero y de cimientos seguros.
Si hubo o no encarnaciones del amor entre nosotros, esto no tiene importancia porque, en realidad, todos somos encarnaciones suyas y por eso, porque tenemos su chispa viva dentro de nosotros, en verdad no necesitaríamos un rostro, una doctrina ni milagros para creér en lo que él es capaz de realizar y seguirlo de todas las formas, por todos los caminos, a través de todas sus expresiones. Es algo innato, instintivo en nosotros, más fuerte que cualquier otra de nuestras inclinaciones, lógico, inevitable, incontestable. El amor está realmente en mí, en lo que de más verdadero y hermoso poséo, y su llama se debate, desde mi primer aliento, para estallar y volar al encuentro de su fuego creador. Mi origen y mi destino es el amor, y esto no es una metáfora, es algo completamente real y presente. Es mi motivo, mi guía, mi alimento. Es la percepción, el gesto, la palabra, la mirada, el pensamiento, la intención primera. Todo es generado y dirigido por el amor, mismo que no nos demos cuenta de ello o que no sepamos interpretar sus movimientos; sin embargo, así mismo es él quien siempre prevalece sobre todas las atrocidades y equívocos que podemos llegar a cometer por causa de nuestra ignorancia y fragilidad, de nuestra impaciencia y vanidad... Créo que nuestra vida puede ser definida por esta espécie de juego en el cual el amor trata de todas las maneras posibles de vencer nuestras debilidades -empezando por perdonarlas- para que podamos alcanzar la felicidad y las realización, mostrandonos que, a pesar de humanos, efímeros y destinados a errar, podemos vencer los desafíos y volvernos personas mejores.
En realidad, no necesitaríamos seguir a alguien determinado, practicar rituales o adherir a movimientos, sectas, religiones o hermandades (lo que no deja de ser útil, pues sirve para que seamos más fuertes y dedicados en nuestro propósito de vivenciar el amor, pues todos los envueltos tienen un mismo objetivo, y esto torna las acciones y pensamientos mucho más poderosos y persistentes, ya que existe un apoyo tácito y constante de todos para que se tenga éxito en la empresa) Bastaría creér y asumir sincera y completamente el amor que ya traemos en nosotros. No es una persona ni una doctrina lo que realiza el milagro, sino el propio amor en acción a través de nosotros... El es "el camino, la verdad y la vida", como dijo alguien...
Es del amor que vinimos, trayendo con nosotros sus semillas, y estamos aquí para plantarlas, cultivarlas y verlas crecer y dar frutos. Jesús, Alá, Budah, Francisco, Gabriel, Teresita... son todos nombres, rostros, voces, mentes y corazones que de alguna forma consiguieron ir más allá, probando que esto es posible, que existe una puerta y un camino que todos podemos abrir y recorrer, desde que permitamos que el amor tome cuenta de nosotros. Entonces, el mérito de sus vidas no es fruto solamente de la pura voluntad, sino del amor que impregnaba todas sus acciones y del hecho de que fueron dóciles lo suficiente como para permitir que éste los guiara. Pues el amor no es una personificación, sino una acción.

Nenhum comentário:

Postar um comentário