domingo, 15 de janeiro de 2017

"El tiempo"

    Supongo que cuando uno se va poniendo viejo empieza a preocuparse -o a darse cuenta con más claridad- con este negocio del paso del tiempo, de lo que ha hecho o dejado de hacer en el que ya pasó y de lo que aún podría realizar en el que le queda. No es algo deprimente o asustador (a pesar de que puede serlo para mucha gente), pero sí intrigante, que nos hace preguntarnos muchas cosas y nos aclara otras, lo que puede resultar en una mejor calidad de vida, una plenitud que jamás sentimos antes, pues no teníamos la consciencia que tenemos ahora, con más edad, y por eso no le dábamos le debida importancia... Es increíble cómo, cuando uno es joven, piensa que nunca va a envejecer, que va a durar para siempre, como dice la canción de Cat Stevens, y que va a poder hacer todo lo que quiera o planee... Bueno, la verdad es que muy poca gente lo consigue y podemos considerarnos afortunados  y realizados si tenemos éxito por lo menos en la mitad de nuestros proyectos. No se trata de ser conformista ni pesimista, sino de sentirnos agradecidos por haber tenido la oportunidad de construir, de entregar, de compartir, de amar y aprender todo lo que nos fue posible a lo largo del tiempo que tuvimos y no de amargarnos por las pocas cosas que no conseguimos...Como dice ese dicho de televisión: "No tengo todo lo que amo, pero amo todo lo que tengo"...
    Puchas, esta ya está pareciendo la crónica de la semana, pero no, es otra, que también tiene que ver con el tiempo. Una pequeña reflexión que se me ocurrió el otro día al ver a una ancianita sonriente y llena de vigor y creatividad, lúcida y agradecida en una entrevista en el noticiero. Y ella decía, sonriendo, con los ojos brillantes : "Si hay que morirse, por lo menos hay que hacerlo feliz y satisfecha, agradecida y realizada en todo lo que sea posible"... ¡Y cómo tiene razón la señora!.


    El tiempo pasa. No para. No importa si estamos activos, ociosos, sanos o enfermos No importa si somos ricos o pobres, famosos, desconocidos. No interesa si somos felices o vivimos una tragedia, si estamos solos o acompañados... Nada de eso nos salva de su pasaje, de esa característica de no poder volver atrás, de no poder pararlo o hacerlo correr más despacio o más rápido. Nada, absolutamente nada interfiere con su transcurso. Es único, uno solo, acontece una sola vez y, desgraciadamente, buena parte de nosotros pasamos la vida sin darnos cuenta de eso.

Nenhum comentário:

Postar um comentário